jueves, 30 de abril de 2015

Entrevista en Zas Madrid

"Tomar conciencia de lo que los textos reflejan e irradian, de lo que presentan y encaminan" / Entrevista a Alberto García-Teresa



“El eje común de estos poetas es el posicionamiento crítico y la expresión de disidencia con la organización política, económica e ideológica del mundo”

Por Emilia Lanzas

Disidentes. Antología de poetas críticos españoles (1990-2014) reúne a poetas actuales que han hecho de la disidencia y el antagonismo los ejes centrales de su obra. Este libro agrupa a poetas españoles, con poemas en castellano, que han empleado la poesía como espacio de confrontación, denuncia o indagación impugnadora de la construcción de realidad que el capitalismo representa.

Alberto García-Teresa, doctor en Filología Hispánica, ha sido su antólogo. Poeta a su vez, es autor de los poemarios Hay que comerse el mundo a dentelladas (Baile del Sol, 2008), Oxígeno en lata (Baile del Sol, 2010), Peripecias de la Brigada Poética en el reino de los autómatas (Umbrales, 2012) y Abrazando vértebras (Baile del Sol, 2013).

Los poetas que conforman esta antología tienen en común, según indicas, la confrontación, la denuncia y el cuestionamiento del sistema capitalista. Sin embargo, su poesía es tan diversa que parece provenir de realidades diferentes. ¿Cuál es el punto de unión básico que has buscado para realizar esta antología?

El criterio de selección de poetas de Disidentes ha sido la expresión crítica en sus poemas del conflicto sociopolítico y ecológico que nos atraviesa, siempre que constituya, al menos, una parte importante de toda su producción poética (que no se trate de ejercicios puntuales o de meras declaraciones, sino que sus poemas operen con esa perspectiva). Esa diversidad que señalas, de hecho, considero que constituye uno de los principales valores de la poesía española crítica contemporánea: la multiplicidad de abordajes, de registros, de estéticas, de temas. Pero parten de un mismo eje común: el posicionamiento crítico y la expresión de disidencia con la organización política, económica e ideológica del mundo.

¿No crees que, de alguna forma y en este momento, el hecho de escribir poesía ya es en sí un acto de disidencia?

En absoluto. Sí puede constituir, bajo determinadas formas, un desafío a un sistema ideológico de dominación y apaciguamiento. Pero la poesía, por sí misma, no tiene por qué constituir un estímulo de pensamiento crítico, ni siquiera un estímulo imaginativo. La poesía, como herramienta de lenguaje, como hemos comprobado a lo largo de la Historia, y este momento tampoco es diferente al respecto, puede ser empleada como un mero juego de entretenimiento o como un útil del Poder para consolidar su hegemonía. Depende de cómo se utilice y con qué objetivo y con qué finalidad se escriba y se lea.

¿Se podría calificar esta poesía de “social”? ¿Crees que podría existir algún lazo de unión con el movimiento poético español de los años 50 y 60?

Por supuesto. Existe una línea más o menos visible o en menor o en mayor medida invisibilizada de poesía crítica, de diferente intensidad crítica, en nuestras letras que arranca desde el Romancero. El movimiento de “poesía social”, ubicado en esas décadas, resulta, sin duda, un antecedente de referencia, pero ese hilo de disidencia política en poesía ha ido nutriendo su propia tradición, a la que se incorporan este conjunto de autoras/es. Ahora bien, la poesía crítica que se está escribiendo en este momento concreto en lengua castellana en el Estado Español responde, por un lado, a un contexto distinto del que generó la “poesía social” de los 50 y ofrece, en última instancia, diferencias sustanciales con respecto a aquella: modulación, posición del “yo” poético, diversidad formal, espectro ideológico...

El realismo literario es conservador, en cambio, la distorsión y la revolución en el lenguaje y estar en contra de la norma y la razón, es una apuesta transformadora. ¿Qué opinas?

No creo que el registro realista sea conservador. Sí digamos que está normalizado, pero en absoluto considero que resulte conservador desde un punto de vista político. En el sentido de que no busca el riesgo formal, podría interpretarse como un registro formalmente conformista, pero habría que atender a qué discurso vertebra para calificar su orientación de conservadora o cómo se emplea ese registro realista (que, de todas maneras, puede ser transgresor y romper la norma si, por ejemplo, muestra ámbitos de la realidad excluidos de lo normativo o que la contradicen). Por el contrario, la experimentación formal no conlleva per se una apuesta política transformadora y puede, en última instancia, resultar hasta contrarrevolucionaria cuando se limita a un ejercicio meramente formal o cuando se encara con una perspectiva autosuficiente, sustentada en argumentaciones que aluden a una hipotética autonomía del lenguaje. En cualquier caso, tenemos ejemplos de autoras/es que han utilizado ambas propuestas formales en cada uno de los dos sentidos políticos.

Aunque existen distintas propuestas formales,  los poetas de esta antología usan un lenguaje directo y claro. ¿Hay en ellos una intención de ser comprendidos por todos los lectores posibles?

No es una cuestión que pueda resolver yo; deberían contestarte cada una/o de las/os antologadas/os. La heterogeneidad de propuestas estéticas y la singularidad de cada poeta responden a poéticas particulares (que en Disidentes comparten una misma orientación crítica, pero que es empleada con articulaciones y concreciones diferentes). En ese sentido, me consta que algunas/os sí aspiran a ello, pero que otras/os, por el contrario, buscan una audiencia concreta. Ya digo, depende de cada/o de las/os poetas.

A la vez que antólogo de este libro, también eres poeta. ¿Consideras que ser poeta es compatible con sentirse proletario?

Por supuesto. No veo por qué no. La condición de clase no tiene que ver con la herramienta comunicativa y artística que uno emplee.

¿Se puede transformar con la poesía?


Desde luego. Lo que sí resulta necesario a ese respecto es ser conscientes de las limitaciones de ese planteamiento: la poesía por sí sola no puede cambiar el mundo, pero sí a las personas que son quienes tienen la capacidad y la potencia para ello. Exige, en cualquier caso, ser humildes en esa perspectiva y en manejar esas posibilidades. Concluiríamos, entonces, que realiza un ejercicio de acompañamiento en ese proceso. Esa óptica nos permitirá trabajar eludiendo un enfoque autosuficiente y autocomplaciente. Recordemos, como decía el poeta Leopoldo de Luis (y así volvemos a esa “poesía social” de los 50 a la que aludías antes), que la revolución no se consigue escribiendo poemas, sino colectivizando los medios de producción. Además, la cuestión reside en tomar conciencia de lo que nuestros textos reflejan e irradian, de lo que presentan, apuntan y encaminan; en definitiva, de las implicaciones ideológicas de lo que el propio texto contiene. Así, podremos observar y reflexionar sobre el sentido en el cual está operando y evitar las reproducciones inconscientes, a causa de su interiorización, de un sistema que estamos combatiendo e impedir que terminemos apuntalándolo inconscientemente con nuestros poemas a pesar de que busquemos su transformación.

http://zasmadrid.com/?p=4250

miércoles, 29 de abril de 2015

Reflexiones alrededor de "Disidentes" en "Islas en la red"



Disidentes
por Daniel Bellón

Disidentes. Antología de poetas críticos españoles 1990-2014, es una nueva antología de poesía española de las últimas décadas en la que tengo el honor de que se hayan visto recogidos unos cuantos poemas escritos por mí. Se trata de un verdadero libro omnibus, de casi 500 páginas, que recoge material de, desde venerables poetas como Jesús Lizano, a autores de la nueva hornada, organizado por Alberto García Teresa, investigador, activista y escritor él mismo. La selección gira sobre el eje, tan complicado, de lo que en la presentación de la obra se denomina “de todas aquellas voces que han hecho del verso una expresión de disidencia y antagonismo de una forma constante o en amplios tramos de su trayectoria”. No sé, la escritura poética en estos tiempos es una disidencia en sí misma, como actividad ajena o marginal de lo que llamaríamos “el mercado” y no sé si esa condición de habitar los márgenes nos resulta grata o una desgracia (Hace poco en una red social escuché/lei a un poeta de marcado activismo político envidiar el tupido tejido de becas y ayudas existentes para los poetas en… los Estados Unidos de América, habitualmente financiadas por potentes empresas privadas). Desde esa ubicación en los márgenes, el mero hecho de escribir poesía supone un acto de resistencia o disidencia frente al modo de vida capitalista en el que vivimos,en el que todo lo que hacemos es o puede ser objeto de compraventa (incluido lo que “somos”, o qué otra cosa es el tráfico de datos personales y de la trazabilidad de nuestra navegación por internet) y, por tanto, una crítica al mismo. Entiendo que la etiqueta “crítico”, por la que en una ocasión, a cuenta de la publicación de “Once poetas críticos en la poesía española reciente” me preguntó el poeta Antonio Jiménez Paz, tiene que ver con la opción del o la poeta de que el /los conflictos que social (y, por tanto, personalmente) nos desgarran, aparezcan apalabrados y en condición protagonista, de una manera u otra en los poemas, y lo de “de una manera u otra” no es retórica, porque en la propia presentación se enumera la enorme variedad de técnicas, perspectivas y aproximaciones a la escritura del poema, pueden encontrarse en esta “área crítica” que atiende la antología. Lo que, claro está, dificulta una definición no tautológica.
Personalmente, en lo que a la poesía se refiere, siempre he mantenido que ésta es capaz de cantarlo todo, incluido el conflicto social y económico, y que cada cual sabe qué y a quien canta; cada cual escoge sus temas y tengo entre mis más cercanos amigos a poetas con una larga tradición activista que no aparece, al menos a simple vista, reflejada en sus poemas. Puede decírseme que esas elecciones o esos silencios no son inocentes, y no digo yo que pudieran no serlo, pero a las finales estamos hablando de poesía que como vía de ascenso o medro social, qué quieren que les diga… y sí trato de ser expresamente disidente en la medida de los posible de cánones, contracánones y consensos que deriven en lo que en El poeta en la ciudad digital (cuya segunda edición digital corregida está a puntito de salir en Cartonera Island, ya les contaré) llamé la “escritura formularia”. La escritura formularia, en nombre de lo que sea, puede producir poemas… pero no esa partícula tan escasa y traicionera que llamamos poesía.
Y, por lo demás, un verdadero honor compartir páginas con poetas a los que admiro y sigo desde hace mucho tiempo, algunos de los cuales incluso puedo considerar mis amigos y amigas. Sus poemas son razón más que sobrada para que adquieran el libro ya, del verbo ya, como suele decir mi amiga Eva.


Fuente original y debate en los comentarios: http://islasenlared.net/2015/03/11/disidentes/

martes, 28 de abril de 2015

Crítica de "Disidentes" en Literaturas.com




"Disidentes. Antología de poetas críticos españoles (1990-2014)"
por Miguel Ángel Gara

Frente al voluntarismo y la ingenuidad, algunos intelectuales y escritores de toda la vida (entre ellos poetas) nos  advierten del imperdonable adanismo de los jóvenes y de la presunción de que las formas de gobierno o de distribución de los recursos puedan ser más democráticas, justas o ecológicas. ¿Qué es eso de descubrir asuntos que ya estaban inventados desde Pericles o desde el XXVI congreso del PSOE?, aquello que no es intercambiable, el discurrir de una vida entera que fue la de un país transitivo, ese relato de inveterados defectos, pero que conocemos y nos calma y nos duele porque es el nuestro y eso no se toca porque en caso contrario es usted un iluso o, lo que es peor, un moralista.

Aunque parezca un poco exagerado, el pensamiento esclerótico y aprovechadamente cenizo, tan español en su desconfianza de lo nuevo, fue resumido por la francesa y saltarina Madame de Pompadour (su época, por cierto, similar a esta nuestra) en una famosa sentencia: Après nous, le déluge (Después de nosotros, el diluvio) y uno se imagina a la marquesa (como a las de aquí) adornando la boutade con una de esas sonrisas que hiela la sangre. Pero aunque en su siglo XVIII no terminó de llegar el apocalipsis sino una sangrienta revolución que transformó la historia, en nuestros días sí es posible que, en efecto, nos enfrentemos a una catástrofe. Y no por una amenaza bíblica sino sencillamente por la dificultad de un futuro viable en un planeta al que se le esquilman poco a poco los recursos naturales en el escenario de un inquietante cambio climático. Un mundo que genera enormes masas de población sufriendo hambre, guerras y enfermedades consecuencia de una pésima distribución de la riqueza, mientras en sociedades occidentales regresivas (la nueva aristocracia) se fomenta el despilfarro y el cinismo. Sociedades por otra parte sometidas también a una economía de especulación que justifica la desigualdad en beneficio de las élites transnacionales.

Desde esos problemas que hace tiempo dejaron de ser locales para hacerse globales, ha ido surgiendo en los últimos años o decenios en este país una mirada poética no demasiado optimista ni tampoco autocomplaciente que se recoge ahora en la antología “Disidentes”.

Podríamos caer en la tentación de ponernos en la piel de un lector escéptico o desencantado y decir “Vaya, otra antología de amigos de alguien o de algo” o, incluso, “otro antólogo que cree que descubre el Mediterráneo” (Aunque lo cierto es que el Mediterráneo se descubre todos los días porque todos los días alguien lo ve o lo nombra o lo naufraga por primera vez). Porque esta selección podría parecer otra más entre las varias que se han editado últimamente en España coincidiendo con la llamada Crisis. Llámese poesía crítica o  reivindicativa o de la Conciencia o simplemente aquella que pone el dedo no tanto en lo invisible como en lo ocultado u olvidado u obliterado por los tentáculos del poder y sus herramientas. Habitualmente la posición de la poesía más empática o comprometida es dar voz a lo que no la tiene (la piedad) pero en el caso de la poesía crítica, es sobre todo darla a aquellos que si bien estrictamente no la han perdido, se ven imposibilitados de utilizarla dentro de un contrato social injusto o al menos mejorable.

La diferencia fundamental entonces que tiene esta antología realizada por el filólogo y también poeta Alberto García Teresa respecto a otras, es que trata de ser exhaustiva. Más que compendiar se ha tratado de sistematizar (lo que es loable aunque inevitablemente con un resultado mucho más discutible en cuanto a ausencias e inclusiones) y parte de dos puntos de vista: por un lado todos los autores presentados se caracterizan por “hacer de su práctica poética una expresión de disidencia y de antagonismo” de manera “central, constante o en tramos amplios de su trayectoria” y por otro su selección abarca el periodo de tiempo que transcurre desde “el albor de la disolución formal de la URSS” hasta la actualidad. De esa manera encontramos poetas de varias generaciones cuya posición en el libro se ubica en un orden de edad de mayor a menor, desde los 74 años del primero a los apenas 23 del último. Entre ellos se encuentran nombres fundamentales en la poesía (no sólo crítica) de este país en los últimos 30 años. Bajo mi punto de vista figuran al menos 4 de los 8 o 10 mejores poetas españoles vivos (hombres y mujeres) y a los que no citaremos para no preponderar su obra sobre la del resto de incluidos.

La tradición de poesía crítica moderna, que se remonta en castellano, como mínimo, a las vanguardias latinoamericanas y a algunos autores del 27 (en especial Miguel Hernández), alude directa o indirectamente a los conflictos humanos en relación con los procesos socioeconómicos o sociopolíticos que los generan. Por supuesto (como bien se ve en la antología) no hay unanimidad en sus modos de expresión tendiente a la línea clara, más o menos explícita o personalista aunque también puede ser más o menos ficcionada o más o menos velada, con una interpelación al lector más indirecta. Pero en todos los casos, es su generación, su poiesis, la que está vinculada a una visión ética que predomina frente a la búsqueda de lo nouménico, si bien no tiene por qué prescindir del hallazgo lírico o de la metáfora audaz. De hecho, personalmente creo que eso dota a cualquier poesía crítica de mayor fuerza. Es decir, es tanto más efectiva no tanto por ser crítica como por ser poesía.

Sea como fuere, su cometido o su intento no es tanto recrear o visibilizar como nombrar y regenerar nuestro “contrato” con la realidad consuetudinaria mediante el lenguaje, dotar de nombre y por tanto de existencia a los puntos ciegos de la existencia cotidiana y contribuir a discutir o poner en tela de juicio los relatos hegemónicos. Relatos que históricamente y salvo breves excepciones siempre han sido construidos o usurpados por poderes refractarios a cualquier cambio que acaparan los medios materiales de producción y manipulación.

Se dice que el título del famoso libro de Walt Whitman “Hojas de hierba” se refiere al fino césped sobre las lápidas, a la hebras que cubren las tumbas. Las palabras en poesía son en cierto modo eso: hojas de hierba, insignificantes, incluso dichas bien (con ese afán cabalístico de nombrar lo innombrable) siempre demasiado tarde o demasiado pronto, pero a pesar de ello vitales, alimenticias, necesarias porque ilustran tanto para bien como para mal la potencialidad del ser humano. Palabras para seguir poniendo de referencia una verdad a cuya manifestación interesadamente se nos niega el acceso: Y es que todo lo que existe está íntimamente unido y posee pertenencia mutua, es por ello que nada puede ser propiedad exclusiva de algo o de alguien. Y menos como ocurre cada vez en mayor medida si ese alguien ya lo tiene todo en perjuicio de los que no tienen nada. Excepto quizá su voz inaudible cayendo al mar.

Disidentes. Antología de poetas críticos españoles (1990-2014)
(Selección de Alberto Gª Teresa)
Editorial.-. La oveja roja
Nº Paginas.- 452

domingo, 26 de abril de 2015

En el recital colectivo de "Disidentes" en Torrejón de Ardoz (Librería Arriero)

Imágenes del recital colectivo de presentación de Disidentes. Antología de poetas críticos españoles (1990-2014) en la Librería Arriero, de Torrejón de Ardoz (Madrid), el 23 de abril. A la poeta Paz Cornejo y al antólogo Alberto García-Teresa, se sumaron a la lectura de textos de la antología Fernando Calvo, Carmen Ortigosa y el grupo Voces de Mujer (María Jesús Jiménez Baños, Maribel de Lope, Juana María Sánchez Campos y María Antonia Castro).








viernes, 24 de abril de 2015

Viernes 24 de abril - Recital en Móstoles (Madrid)




Recital colectivo de presentación y coloquio
Disidentes. Antología de poetas críticos españoles (1990-2014)

viernes 24 de abril, 19 h.
"Rompe el círculo"
 (Pza. del Turia, 2)
- Móstoles (Madrid) -

Intervienen y recitan:

María Ángeles Maeso, Blanca Fuentes Prieto y Alberto García-Teresa (antólogo).

martes, 21 de abril de 2015

Jueves 23 abril - Recital en Torrejón de Ardoz (Madrid)




Recital colectivo de presentación y coloquio
Disidentes. Antología de poetas críticos españoles (1990-2014)

jueves 23 de abril, 21 h.

Librería Arriero
(c/ Los Curas, 31)
- Torrejón de Ardoz (Madrid) -


Intervienen y recitan:


Paz Cornejo, grupo Voces de Mujer y Alberto García-Teresa (antólogo).



sábado, 18 de abril de 2015

Lunes 20 abril - Recital en Córdoba (CS Rey Heredia)





Recital colectivo de presentación y coloquio
Disidentes. Antología de poetas críticos españoles (1990-2014)

lunes 20 de abril, 19 h.

Centro Social Rey Heredia 
(Bajada del Puente, 4)
- Córdoba -


Intervienen y recitan:


Ángel Calle, Cristina Vañó y Alberto García-Teresa.

jueves, 16 de abril de 2015

Crítica de "Disidentes" en La Nueva España




(La Nueva España, 16 de abril de 2015)

"Camino de disidencia para poetas resistentes"
Disidentes es una antología de poemas en español críticos con el capitalismo

Ana Vega
Disidencia: Acción y efecto de disidir, grave desacuerdo de opiniones. Disidir: Separarse de la común doctrina, creencia o conducta. Existen aún voces críticas, existe un modo de alzar la voz y también un modo de resistencia. Existe un modo de poner en duda lo establecido y de manifestar de un modo rotundo nuestra absoluta disconformidad. Existe por tanto, una resistencia activa también en el hecho poético.

“Esta antología reúne al conjunto de poetas del Estado español y en castellano que han empleado el poema como espacio de confrontación, denuncia o indagación impugnadora de la construcción de realidad que el capitalismo nos presenta. Nuestra pretensión ha sido componer un panorama exhaustivo de todas aquellas voces que han hecho del verso una expresión de disidencia y antagonismo de una forma constante o en amplios tramos de su trayectoria”, existe una pluralidad de voces que respeta y muestra dicha antología, pero con un mismo sentido o intencionalidad última: el camino de la resistencia política y la disidencia. Como bien explica Alberto García Teresa en el prólogo “existe una línea de continuidad en las prácticas poéticas resistentes”. Destaca: “Junto a la eclosión de la `poesía de la conciencia crítica´ (un movimiento que, mediante diferentes registros y estéticas, manifiesta de manera explícita o implícita el conflicto socioeconómico en sus versos desde dentro, como parte de él, situándolo como eje de toda su producción), otros autores han empleado el poema de distintas formas como espacio de confrontación, de denuncia, de indagación impugnadora de la construcción de la realidad que el capitalismo nos presenta”. 

Estas son las claves de esta antología que recoge “todas esas voces que, de manera central, constante o bien en tramos amplios de su trayectoria, y no sólo de forma puntual o circunstancial, ni reservada a declaraciones o manifiestos, han hecho en su práctica poética del verso (queda fuera de este proyecto la poesía visual) una expresión de disidencia y de antagonismo; una crítica a la estructura socioeconómica actual, a su ideología y a los valores que la sustentan”.

Se ofrece por tanto un catálogo exhaustivo, un rastreo minucioso de todos aquellos autores y autoras que han tomado y ejercido la palabra de un modo crítico, sin miedo a expresarse o describir una realidad que ni tan siquiera aparece en muchas ocasiones en los medios, un modo de entender la palabra como testigo fiel, testimonio y también arma o compromiso. El listado de voces y registro es amplio: Begoña Abad, Rosana Acquaroni, Mada Alderete Vincent, Fernando Beltrán, Gsús Bonilla, Mercedes Cebrián, Matías Escalera Cordero, Sergio C. Fanjul, Pablo García Casado, David González, Jesús Lizano, Juan Carlos Mestre

Tal vez un espejo en el que vernos reflejado de un modo fiel aunque con cierta desolación, tal vez un catálogo de verdades, quizá una necesidad de reconocernos en la miseria asumida para tal vez, quizás, establecer cierta disidencia como premisa base de un futuro marcado por la miseria moral como único orden: “ Al fin se ha fabricado el individuo/ apto para el capitalismo, / sin memoria, sin proyecto, sin conciencia,/ enredado en la maraña de ilusiones/ llamadas mercancías,/ saltando entre placeres inmediatos,/ bulímico de imágenes veloces,/ famélico de flujos que saturen, / incapaz de análisis sereno,/ masticando planeta masticando” María José Pastor, Esporas de Cordura (2004). Un espejo pero una sola realidad: “En España, las diez horas de jornada laboral/ se ríen del Estatuto de los Trabajadores,/ pero/ transcurridas,/ los obreros salen de los tajos,/ suben a sus coches,/ entran en los bares,/ llegan a casa,/ besan a sus hijos,/ encienden la televisión,/ y se enfrían,/ se enfrían,/ se enfrían…” Antonio Orihuela, Piel sobre la piel (2006).

Una lectura de "Disidentes" en Viento Sur

 

"Antología de poetas críticos españoles (1990-2014).
O cómo construir otra imagen del tiempo"
Marc Casanovas


“Qué hace usted
ahí parado
sin hacer
cola
vamos
muévase.”
Carlos Durá, Disidentes.

“Hasta ahora ningún químico ha descubierto el valor de cambio de una perla o de un diamante”
K. Marx, El Capital.

Y si nos pensamos entre los transeúntes (transeúntes –transitados- por el tiempo del consumo, del trabajo, de su ausencia) de las plazas de nuestras ciudades y de nuestros pueblos horas antes de ser ocupadas a lo largo del mes de mayo del 2011. Pensémonos también entre los camareros que sirven en las terrazas de un paseo marítimo; como aquellos camareros que pueblan el poema de García Lorca cuando anochece en Coney Island en paisaje de la multitud que vomita: “incansables que sirven platos de sal bajo las arpas de la saliva”. Pensémonos (por qué no, y en plural, ¿hay otro modo?) como los y las inmigrantes que labran de sudor las fresas frescas de los invernaderos; pensémonos, teleoperadores, ante las pantallas muertas de plasma que exigen nuestro aire “trece veces por minuto”… Y así, en círculos concéntricos que descienden en espiral infernal, pensémonos como lo que ahora, en estos momentos, somos: seres sin tiempo propio.

Ahora, desde aquí donde estamos, levantamos la vista y miramos las plazas, el mar, las fresas frescas, y todo lo que nos reclama más allá de las pantallas mortecinas y los invernaderos. Imposible franquear solos las líneas que nos separan de esos lugares: esto es, de otra forma de habitarlos, un tiempo de todos y para todos (esos lugares). Tan objetivas y macizas como las paredes de una cárcel son las relaciones sociales que nos atan al tiempo impropio del capital.

Hay, pues, este tiempo “normal”. Un tiempo de “banal” dominación e indiferencia:

Se habla
del tiempo
de cine
de los planes para las vacaciones
mientras nuestros bombardeos destruyen las
(ciudades del enemigo
Se habla de música
de fútbol
del colegio de los niños
mientras nuestro consumo energético arrasa
(los cinco continentes.
Jorge Riechmann, La democracia liberal y su época (fragmento, Disidentes, p. 136).

Un tiempo con su propia topografía invisible:

Orografía del harapo,
Paisaje del derribo que nadie releva
Y ningún mapa recita.
Los ojos desfondados contemplan
Desde las redes
El océano tendido para otros.
Laura Giordani, De materia oscura (fragmento, Disidentes, p. 169).

Pero también hay un tiempo de interrupción y de irrupción de los y de las de abajo:

Apagar para ver, cerrar para ser libres,
No ir para ser, decir no para pensar el sí,
Romper para reconstruir,
Parar para cambiar el rumbo
Y sobre todo, apagar, cerrar, no ir, decir no,
Romper y parar todos juntos, todas juntas,(…)
Latir más lento para hacerlo a la vez.
Bernardo Santos, Huelga general, (fragmento, Disidentes, p. 143).

Antología de poetas críticos: 81 poetas disidentes y otro disidente, también poeta, Alberto García-Teresa quién en la presentación, a modo de glosa, ya nos propone “l´ordine nuovo” que inaugura esta antología: “la perspectiva crítica del presente no conlleva la práctica de una opción estética determinada, sino que da pie a diferentes modos de enunciar, transmitir y provocar un cuestionamiento del orden actual de la sociedad” (p. 10). El discurso poético no es un “reflejo” de una situación extra-verbal, nos decía a su vez V. Voloshinov, sino que genera el marco que hace posible la evaluación de la misma; crea y presupone una comunidad (de sentir). Una comunidad de sentir y disentir que genera los distintos “marcos de evaluación”, de un mundo en común y compartido.

Inútil, pues, reducir el valor de esta antología a una evaluación puramente formal, “exclusivamente lingüística”, de sus componentes. Símil: igualmente inútil, dirá a su vez Voloshinov, para el “economista vulgar” que retrata Marx en El Capital, encontrar el “valor de cambio” de una mercancía en los componentes físicos, pongamos por caso, de una fresa de invernadero. Ese “valor de cambio”, el de la fresa, expresa y presupone una forma de comunidad, una comunidad (de explotación), fundada en el tiempo abstracto del capital.

Pero imposible, también, abandonar los poemas de esta antología a la rutina de la pura indeterminación del artista demiurgo o del lector creador. Toda forma de enunciación es portadora de una comunidad que los comprende a ambos; de una forma de relación con el marco social e histórico compartido. Por eso la disidencia es plural y las distintas propuestas formales que encontramos en Disidentes son portadoras y expresión de esta relación activa con el mundo: “de este modo, en los poetas críticos contemporáneos descubrimos la utilización de dicción clara, lenguaje directo, registro narrativo, discurso referencial, captura de hablas populares, ampliación del campo referencial a lo excluido, tono menor y cercano, refuerzo de lo explícito pero también expresión surrealista, decir descompuesto, ritmo disruptivo…” y es que, en definitiva, las distintas formas que configuran esta antología revelan “las numerosas voces que se levantan desde el conflicto socioeconómico, político y ecológico que nos atraviesa” (p. 10). Lo cual nos lleva a un último problema: el de su recepción. Y toda teoría de la “recepción” consecuente es, en última instancia, una teoría de la revolución que nos sitúa invariablemente frente a este hecho:

“La historia cultural incrementa la carga de los tesoros que se van acumulando en las espaldas de la humanidad, pero no le da a ésta la fuerza de sacudirse dicha carga y tomarla en sus manos”
W. Benjamin

Un problema no resuelto, evidentemente, ¿cómo iba a estarlo? Pero precisamente la virtud y la fuerza de la selección poética que nos propone esta antología, es que no escamotea el problema, sino que se sustenta en él, es esta tensión no resuelta la que le da su razón de ser. 

De 1990 a 2014 las voces de los poetas críticos que ha aglutinado Alberto García-Teresa han sido atravesadas por un mismo tiempo de guerras, derrotas y desesperanzas, pero también, con su “débil fuerza mesiánica”, de prácticas antagonistas, desde la rebelión de lo pequeño y cotidiano a las irrupciones multitudinarias de los de abajo. Estas prácticas, también son portadoras de “formas”, comunidades de sentir, marcos de evaluación alternativa, sobre este mundo compartido y, por esto mismo, sin éstas prácticas, ahora nos resultaría tan absolutamente ininteligible el “ruido y la furia” de este mundo como la recepción de esta antología poética.

Alguien podría pensar
que la historia es esta sucesión
de gritos o catástrofes
esta barbarie meticulosa calculada
este espasmo del tiempo
y el cinismo el desprecio la arrogancia.
Alguien pensó
que era cuento alucinado
contado por un loco o un idiota.
Estaba en lo cierto.
Pero
también la historia
es esta interminable rebelión
que atraviesa los siglos
lágrimas de lucidez alzadas en las calles
este No que hace añicos los cielos
este pensamiento inerme y limpio
hondas raíces de razón y materia.
Antonio Crespo, También la historia (fragmento, Disidentes, p. 46).

“Poesía necesaria” pues, sí, pero decíamos que no vinculada a una forma concreta; algunas, como apuntes, esbozos rápidos arrancados a la urgencia de la lucha cotidiana; otras, “gota a gota pensada”, igualmente necesaria, madurando poco a poco en los campos de experiencia (sin ésta, no hay estrategia). Y todas, disruptivas, deteniendo las máquinas que hacen funcionar el tiempo de la dominación para construir otra imagen: aquella que amplía el campo de los posibles y de lo visible.

Bibliografía:
Gª Teresa, A. (2015) Disidentes. Antología de poetas críticos españoles (1990-2014). Madrid: La oveja roja.
Voloshinov, V. (1926) El discurso en la vida y el discurso en la poesía (Contribución a una poética sociológica).


http://www.vientosur.info/spip.php?article9958

miércoles, 15 de abril de 2015

Reseña de "Disidentes" en Correo Madrid




"Disidencia poética para las luchas cotidianas"
Ruth Adsuar


Cuando nos sumergimos en Disidentes, Antología de poetas críticos españoles (1990-2014) (La oveja roja, 2015), no somos conscientes de lo que vamos a ganar con la lectura. Al final las evidencias son claras: Disidentes nos da una vivencia necesaria y nos regala los argumentos para enfrentarnos a las luchas del día a día. En esta sociedad basada en el individualismo son necesarias obras como Disidentes porque acompaña, alumbra, desafía y gana la batalla de lo común y de lo colectivo.

Dice Alberto García-Teresa, coordinador de la antología, que los poemas se defienden solos. Pero nosotras no, añado, por eso necesitamos de esta poesía de la lucha y de la ruptura, para defendernos, para posicionarnos y para ser conscientes de qué lugar ocupamos y de cómo podemos armarnos para la lucha y para la militancia.

 
En la presentación que tuvo lugar el 26 de marzo en la Librería Muga (Vallekas), Ángel Petisme citaba a Bertolt Brecht: “Si no participas de la lucha, participarás de la derrota”. Con esta antología de la disidencia es imposible no tomar partido y consciencia porque en sus poesías encontramos los conflictos de clase, de género y ecológicos que sacuden a la clase obrera, que la vapulean y que intentan adocenarla. Frente a estos ataques, la poesía revolucionaria nos enseña a vivir en rebeldía desde los conflictos y las contradicciones.

Disidentes es un arma cargada de presente, una herramienta para los movimientos sociales a los que acompaña. Desde el 15M la poesía revolucionaria resurge y se reivindica como narradora inexcusable de la ruptura social y, como las luchas, presenta formas diferentes, un eclecticismo que simboliza las muchas maneras de hacer frente a la realidad y de proponer otro mundo. Las múltiples formas de la desobediencia enriquecen y dan opciones, guían, crean una hoja de ruta que, pese a las diferentes maneras o enfoques, es común: Subvertir la realidad y devolvernos el poder del lenguaje en un mundo en el que el poder se ha apropiado de él y lo ha convertido en un significante vacío.

En Disidentes encontramos una guía de nuestras propias contradicciones, un relato de los conflictos que a veces somos incapaces de discernir y un bálsamo para las cicatrices que vamos acumulando. Como muleta, esta antología es el apoyo para conocernos, para sentirnos, para defendernos y para rebelarnos. Después de la lectura se hacen evidentes las cadenas que arrastramos y ese es el primer paso para romperlas.

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