jueves, 30 de abril de 2015

Entrevista en Zas Madrid

"Tomar conciencia de lo que los textos reflejan e irradian, de lo que presentan y encaminan" / Entrevista a Alberto García-Teresa



“El eje común de estos poetas es el posicionamiento crítico y la expresión de disidencia con la organización política, económica e ideológica del mundo”

Por Emilia Lanzas

Disidentes. Antología de poetas críticos españoles (1990-2014) reúne a poetas actuales que han hecho de la disidencia y el antagonismo los ejes centrales de su obra. Este libro agrupa a poetas españoles, con poemas en castellano, que han empleado la poesía como espacio de confrontación, denuncia o indagación impugnadora de la construcción de realidad que el capitalismo representa.

Alberto García-Teresa, doctor en Filología Hispánica, ha sido su antólogo. Poeta a su vez, es autor de los poemarios Hay que comerse el mundo a dentelladas (Baile del Sol, 2008), Oxígeno en lata (Baile del Sol, 2010), Peripecias de la Brigada Poética en el reino de los autómatas (Umbrales, 2012) y Abrazando vértebras (Baile del Sol, 2013).

Los poetas que conforman esta antología tienen en común, según indicas, la confrontación, la denuncia y el cuestionamiento del sistema capitalista. Sin embargo, su poesía es tan diversa que parece provenir de realidades diferentes. ¿Cuál es el punto de unión básico que has buscado para realizar esta antología?

El criterio de selección de poetas de Disidentes ha sido la expresión crítica en sus poemas del conflicto sociopolítico y ecológico que nos atraviesa, siempre que constituya, al menos, una parte importante de toda su producción poética (que no se trate de ejercicios puntuales o de meras declaraciones, sino que sus poemas operen con esa perspectiva). Esa diversidad que señalas, de hecho, considero que constituye uno de los principales valores de la poesía española crítica contemporánea: la multiplicidad de abordajes, de registros, de estéticas, de temas. Pero parten de un mismo eje común: el posicionamiento crítico y la expresión de disidencia con la organización política, económica e ideológica del mundo.

¿No crees que, de alguna forma y en este momento, el hecho de escribir poesía ya es en sí un acto de disidencia?

En absoluto. Sí puede constituir, bajo determinadas formas, un desafío a un sistema ideológico de dominación y apaciguamiento. Pero la poesía, por sí misma, no tiene por qué constituir un estímulo de pensamiento crítico, ni siquiera un estímulo imaginativo. La poesía, como herramienta de lenguaje, como hemos comprobado a lo largo de la Historia, y este momento tampoco es diferente al respecto, puede ser empleada como un mero juego de entretenimiento o como un útil del Poder para consolidar su hegemonía. Depende de cómo se utilice y con qué objetivo y con qué finalidad se escriba y se lea.

¿Se podría calificar esta poesía de “social”? ¿Crees que podría existir algún lazo de unión con el movimiento poético español de los años 50 y 60?

Por supuesto. Existe una línea más o menos visible o en menor o en mayor medida invisibilizada de poesía crítica, de diferente intensidad crítica, en nuestras letras que arranca desde el Romancero. El movimiento de “poesía social”, ubicado en esas décadas, resulta, sin duda, un antecedente de referencia, pero ese hilo de disidencia política en poesía ha ido nutriendo su propia tradición, a la que se incorporan este conjunto de autoras/es. Ahora bien, la poesía crítica que se está escribiendo en este momento concreto en lengua castellana en el Estado Español responde, por un lado, a un contexto distinto del que generó la “poesía social” de los 50 y ofrece, en última instancia, diferencias sustanciales con respecto a aquella: modulación, posición del “yo” poético, diversidad formal, espectro ideológico...

El realismo literario es conservador, en cambio, la distorsión y la revolución en el lenguaje y estar en contra de la norma y la razón, es una apuesta transformadora. ¿Qué opinas?

No creo que el registro realista sea conservador. Sí digamos que está normalizado, pero en absoluto considero que resulte conservador desde un punto de vista político. En el sentido de que no busca el riesgo formal, podría interpretarse como un registro formalmente conformista, pero habría que atender a qué discurso vertebra para calificar su orientación de conservadora o cómo se emplea ese registro realista (que, de todas maneras, puede ser transgresor y romper la norma si, por ejemplo, muestra ámbitos de la realidad excluidos de lo normativo o que la contradicen). Por el contrario, la experimentación formal no conlleva per se una apuesta política transformadora y puede, en última instancia, resultar hasta contrarrevolucionaria cuando se limita a un ejercicio meramente formal o cuando se encara con una perspectiva autosuficiente, sustentada en argumentaciones que aluden a una hipotética autonomía del lenguaje. En cualquier caso, tenemos ejemplos de autoras/es que han utilizado ambas propuestas formales en cada uno de los dos sentidos políticos.

Aunque existen distintas propuestas formales,  los poetas de esta antología usan un lenguaje directo y claro. ¿Hay en ellos una intención de ser comprendidos por todos los lectores posibles?

No es una cuestión que pueda resolver yo; deberían contestarte cada una/o de las/os antologadas/os. La heterogeneidad de propuestas estéticas y la singularidad de cada poeta responden a poéticas particulares (que en Disidentes comparten una misma orientación crítica, pero que es empleada con articulaciones y concreciones diferentes). En ese sentido, me consta que algunas/os sí aspiran a ello, pero que otras/os, por el contrario, buscan una audiencia concreta. Ya digo, depende de cada/o de las/os poetas.

A la vez que antólogo de este libro, también eres poeta. ¿Consideras que ser poeta es compatible con sentirse proletario?

Por supuesto. No veo por qué no. La condición de clase no tiene que ver con la herramienta comunicativa y artística que uno emplee.

¿Se puede transformar con la poesía?


Desde luego. Lo que sí resulta necesario a ese respecto es ser conscientes de las limitaciones de ese planteamiento: la poesía por sí sola no puede cambiar el mundo, pero sí a las personas que son quienes tienen la capacidad y la potencia para ello. Exige, en cualquier caso, ser humildes en esa perspectiva y en manejar esas posibilidades. Concluiríamos, entonces, que realiza un ejercicio de acompañamiento en ese proceso. Esa óptica nos permitirá trabajar eludiendo un enfoque autosuficiente y autocomplaciente. Recordemos, como decía el poeta Leopoldo de Luis (y así volvemos a esa “poesía social” de los 50 a la que aludías antes), que la revolución no se consigue escribiendo poemas, sino colectivizando los medios de producción. Además, la cuestión reside en tomar conciencia de lo que nuestros textos reflejan e irradian, de lo que presentan, apuntan y encaminan; en definitiva, de las implicaciones ideológicas de lo que el propio texto contiene. Así, podremos observar y reflexionar sobre el sentido en el cual está operando y evitar las reproducciones inconscientes, a causa de su interiorización, de un sistema que estamos combatiendo e impedir que terminemos apuntalándolo inconscientemente con nuestros poemas a pesar de que busquemos su transformación.

http://zasmadrid.com/?p=4250

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